España debe ratificar el convenio 189 de la OIT sobre el trabajo doméstico
Las
trabajadoras del hogar, 700.000 en el Estado español, se
manifestaron el domingo para reclamar iguales derechos, entre ellos
la prestación por desempleo
El
domingo 29 de marzo, la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe
en España convocó a una concentración festiva en la Puerta del Sol
de Madrid a las 13:30 con motivo del Día Internacional del Trabajo
Doméstico. Piden la equiparación de derechos de este colectivo con
el resto de las personas trabajadoras.
Este
reclamo, se traduce, por ejemplo, en la ratificación del Convenio
189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por parte del
Estado español. “Esto obligaría al Estado de ordenar toda la
normativa para igualar los derechos de todas las personas
trabajadoras”, explica Carolina Elías, presidenta de SEDOAC, en
entrevista con AmecoPress. El derecho a las prestaciones de desempleo
y al Fondo de Garantía Salarial estaría incluido.
Carolina
recuerda que la Comisión Europea ha instado a los diferentes países
miembros a que ratifiquen el convenio 189, la última vez mediante
una directiva en febrero del año pasado. Países como Italia,
Alemania o Bélgica ya lo han hecho.
El
empleo doméstico solo en España ocupa a unas 700.000 personas,
según la E.P.A., de las cuales aproximadamente 425.000 están dadas
de alta en la Seguridad Social. Casi un 90 por ciento son mujeres
inmigrantes. “Sigue habiendo mucha economía sumergida”, advierte
la presidenta de SEDOAC. Incluso algunas fuentes hablan del millón
de personas dedicadas al trabajo doméstico en España.
Con
la crisis, el empleo de hogar ha adquirido una nueva relevancia en el
panorama laboral de las mujeres inmigrantes. Sigue siendo una salida
laboral más asequible que otras, permite que muchas mujeres no se
queden sin empleo, pero se reduce su jornada laboral y el precio por
hora. A sus magras condiciones laborales se une la entrada en vigor
de una nueva regulación del sector (1620/2011) que ha repercutido
negativamente en la contratación de muchas empleadas del hogar,
principalmente las que trabajan por horas con diferentes empleadoras.
“La
principal crítica a la normativa es que su aplicación no ha ido
acompañada de un proceso de información y sensibilización dirigido
a los empleadores”, insiste Carolina. “El Estado tendría que
estar motivando y facilitando información”. Otro “compromiso
incumplido” es la creación de un grupo de personas expertas que
iban a estudiar y dar salida la prestación por desempleo. “Tampoco
se ha hecho después de más de tres años”. Toda esta falta
de reconocimiento y legalización afecta de manera especial a las
mujeres inmigrantes, para quienes su tarjeta de residencia depende de
un contrato.
Las
reivindicaciones de organizaciones como SEDOAC o la misma Red de
Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en España no se limitan al
ámbito jurídico. “Es preciso poner en valor el trabajo doméstico
en sí mismo, ya que, no sólo implica la limpieza de las casas, sino
también de cuidado de los seres más queridos”. Este trabajo no
está suficientemente valorado en la sociedad, tal vez porque lo
ejercen mayoritariamente las mujeres y los inmigrantes.
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