lunes, 29 de agosto de 2011

LA AUTONOMIA DEL ENFERMO DEPENDIENTE



Publicado el 29 / agosto / 2011 por Nuria Blanco Piñero

Hoy queremos aportar una reflexión que se ha convertido en uno de los grandes caballos de batalla en el apoyo e intervención psicológico con los cuidadores/as de pacientes dependientes, sea cual fuere la patología que les afecta. Este no es otro que la promoción de la máxima autonomía posible de nuestroenfermo/a o discapacitado/a, ya se encuentre en fase de rehabilitación, crónica o ya en fases terminales.

Puede parecer que cuidar de un enfermo/a o discapacitado/a consiste en, además de cubrir sus necesidades básicas y garantizarle el mayor bienestar posible, en hacérselo todo pueda o no hacerlo por sí mismo. Es como si pensaramos que el hecho de que tengan que hacer un esfuerzo por conseguir algo les va a repercutir negativamente en cuando a la evolución de su enfermedad o calidad de vida. Y poco a poco vamos potenciándoles las conductas de dependencia y un mayor infantilismo, con toda la buena voluntad del mundo, puesto que normalmente lo que pretendemos es aligerar el desarrollo de las distintas actividades cotidianas, evitarles la frustración, etc….

Sin embargo, esta tendencia que solemos tener a la hora de cuidar de nuestros enfermos/as o discapacitados/as no resulta nada beneficiosa ni para el paciente ni para el propio cuidador/a. Para el enfermo/a, porque se acostumbra a no esforzarse, a no superarse y se pueden ir intensificando las inseguridades y temores que pudiesen tener. Para el cuidador/a, porque con la sobrecarga que ya supone las labores realmente necesarias para la atención del enfermo/a, estas otras tareas que no son necesarias redundarán en ello.

Muchas/os cuidadoras/es con los que hemos trabajado hasta el momento, aluden precisamente a esta sobrecarga para justificar la tendencia a excederse en las labores de cuidado que deben enfrentar. Así es frecuente que escuchemos frases del tipo “es que yo lo hago en dos minutos y si dejo que se vista solo puedo estar una hora”, “es que cuando ves el esfuerzo que le supone coger el vaso solo, me pongo tan nerviosa que acabo acercándoselo”, “total si a mi no me cuesta nada”, “es que luego se enfada o se pone muy nervioso o triste cuando lo intenta y no lo consigue”, “total ya tendrá tiempo de hacerlo por si mismo”…
Lo que estos cuidadores no se dan cuenta es que el beneficio de potenciar la autonomía de sus enfermos/as no es capricho de los profesionales, si no que les reporta un gran beneficio tanto a sus enfermos/as como a ellos mismos/as, aunque en muchas ocasiones sea más difícil potenciar dicha autonomía que “hacerlo uno mismo”. Por eso nos gustaría animar a todos los cuidadores/as a estimular a sus enfermos/as a realizar todas las actividades de la vida cotidiana y de ocio que puedan hacer por si mismos, puesto que si al principio estas iniciativas pueden llevarles algo más de tiempo a la larga reportará grandes beneficios para su enfermo/a y para él/ella misma.



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