viernes, 9 de diciembre de 2011

CONCILIACION DE LA VIDA LABORAL CON LA FAMILIAR

Con la llegada de las mujeres al ámbito laboral, es decir con trabajo renumerado, no solamente se pretende una igualdad plena de hombres y mujeres, sino que la propia mujer ha incidido en el hecho de que los horarios de trabajo son irracionales y las jornadas son eternas, tal como lo venía planteando el hombre hasta la fecha.

Por ello, el hombre llegaba a su casa,  se encontraba con las tareas domésticas realizadas, y en cantidad de ocasiones, con sus hijos dormidos (si los tenía). La figura familiar presente era la madre, ya que pasaba muchas más horas con sus hijos, que el padre.

Por ello, con la llegada de la mujer al trabajo fuera de casa, las relaciones familiares, las tareas domésticas, pasaron a un segundo plano. Sin embargo, los acompañamientos a los médicos tanto de los hijos como de cualquier otro familiar, seguía siendo cosa de mujeres. La organización de comidas, la limpieza, seguía siendo prioridad de la mujer. La recogida de los hijos de la guardería, de los colegios, también era prioridad de la mujer.

Con la conciliación de la vida laboral con la familiar y la ley de igualdad, se ha intentado y de hecho se ha conseguido en cantidad de hogares, que las tareas domésticas y el reparto de funciones sean repartidas entre los dos cónyuges.

Sin embargo, la reducción de jornada y la excedencia por cuidado de familiar y/o menor, sigue siendo prioritaria en las mujeres. Y ésto es a consecuencia del sueldo más bajo que cobra una mujer en relación el hombre. Y no solamente eso, sino porque la sociedad nos ha enseñado y nos ha inculcado que las mujeres lo hacemos todo mejor. Que cuidamos mejor de nuestros hijos, que limpiamos mejor, que cocinamos mejor, en resumen que somos mejores que los hombres en nuestro entorno familiar.

Pues bien, ante la conciliación de la vida laboral con la familiar, la mujer tiene que anticiparse asentando valores y planeando el futuro inmediato. Tiene que delegar funciones para estar más tiempo con su familia, y fundamentalmente para tener ELLA MISMA, más tiempo libre .

Como dice Nuria Chinchilla, experta en conciliación, hay que desterrar de las empresas el dicho de "ENTRAR A TRABAJAR COMO DIOS MANDA Y SALIR CUANDO DIOS QUIERE".

Hay que eliminar el llamado TECHO DE CRISTAL  (elaborado por los hombres a base de prejuicios machistas) y el TECHO DE CEMENTO. Este último techo obliga a las mujeres a pagar un precio muy alto en su relación laboral y familiar, y verdaderamente no compensa.

Por consiguiente, las empresas deben adaptarse a las mujeres y a los hombres de hoy en día, ya que la verdadera igualdad no significa trabajar más fuera de casa, sino igualar el horario de trabajo con el horario familiar, para CONSEGUIR UNA VERDADERA EQUIDAD  EN NUESTRAS VIDAS.

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